lunes, 19 de octubre de 2009

La maldición y el gitano

gitano

La atractiva presencia

Su andar descuidado

Algo tenía ese hombre,

un aire gitano

Galopaba en sus ojos

se leía en sus manos

Un aroma de bosque

un puñal de villano

Que querría el gitano

de mi simple figura

adivinó mi pasado

sabe de mi locura

Se me acerca silbando

el puñal en la mano

en su lengua el gitano

algo va recitando.

Clava suave en mi palma

el filo oxidado

y luego corta la suya

mientras prende un cigarro

“La luna me dijo un día”

dijo fumando el gitano

“Que la muerte me seguiría

escondida entre los guijarros”

“Que no habría perro que le aúlle

ni gato en techo lejano

que yo no tendría descanso

hasta enseñar a un gitano”

Tomó entonces mi mano

juntó su palma y la mía

y sentí arder la sangre

y un acordeón que latía

Caballos de agua en los ojos

águilas de humo en su cigarro

“el sortilegio tá echio” cantaba

“Ya somos dos los gitanos”

Mi sombra se mezcla y huele

en los carnavales a los aldeanos

buscando a uno que sea digno

de cargar con este regalo

La sangre caliente chilla,

cuando anda cerca un hermano

La luna me dice entonces

que lo encuentre y lo haga gitano

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